jueves, 15 de mayo de 2008

Cómo enfrentar las erupciones volcánicas?


Qué hacer en caso de emergencias
Quienes habitan en la zona de un volcán, que alguna vez haya hecho erupción, deben considerar estos peligros en los planes locales de seguridad que desarrollan las municipalidades.
Previo a una erupción comienza un aumento gradual en la actividad volcánica, por lo que se debe mantener la calma y tener en cuenta las siguientes consideraciones.

- Participar en los planes de preparación y conocimiento de las rutas de evacuación.

- Mantenerse informado sobre el desarrollo de la actividad del volcán.

- No acercarse a las zonas de riesgo establecidas previamente por las autoridades. Mantenerse alejado de fondos de valles y quebradas, para evitar posible lahares o crecidas.

- Disponer siempre una reserva de elementos básicos como agua potable, alimentos no perecibles y enlatados, botiquín de primeros auxilios, linternas y radios con pilas frescas para escuchar oportunamente las orientaciones de los expertos.

En caso de erupción:

- Limpie la ceniza acumulada en los techos y rendijas de puertas y ventanas.

- Reúnase con su familia en un lugar seguro y preste atención especial a niños, adultos mayores y personas enfermas.

- Los depósitos de agua y alimentos deben ser cubiertos para evitar contaminación.

- Si vive en zona rural, coloque a resguardo a los animales, trasladándolos a zonas más seguras.

- Si fuera necesario evacuar una vivienda, llevar documentación, vestuario adecuado y medicamentos habituales.

- Si hay abundante caída de ceniza, utilice mascarillas, toallas y pañuelos humedecidos para respirar.

- Evitar usar vehículos por la baja visibilidad y si lo hace conducir lentamente.

Tipos de erupciones

- Hawaianas: Erupciones tranquilas, no explosivas, de magmas muy fluidos y pobres en sílice. Consistentes principalmente en flujos de lavas poco viscosas. Por lo general, la columna eruptiva es inferior a 1.000 metros.

- Estrombolianas: Estas erupciones pueden o no presentar coladas de lava, pero sí eyección de piroclastos tipo escoria. Producen columnas eruptivas de hasta 5 kilómetros de altura.

- Vulcanianas: En estas erupciones, la columna de piroclastos es de mediana altura, entre 5 y 15 kilómetros, esencialmente en las fases iniciales, que arrojan escaso material lávico entre los fragmentos y bloques de las rocas que constituyen el tapón del cráter.

- Plinianas: Son altamente explosivas, el típico material eyectado es pómez, característico de magmas muy ricos en sílice. En este tipo de erupción, la columna puede alcanzar hasta unos 40 kilómetros de altura (ejemplo: erupción del volcán Hudson en 1991).

La actividad volcánica presenta una amplia gama de eventos eruptivos que pueden presentar amenazas directas e indirectas de distinta magnitud. Los estudios científicos de estas amenazas, los efectúa el
Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) del Ministerio de Minería, y las respectivas Universidades regionales de las zonas donde el riesgo volcánico está presente.

Todos los registros sobre erupciones volcánicas en Chile presentan un cuadro más o menos similar, en el cual se consigna la ocurrencia de algunos fenómenos premonitorios como la emanación de humo en un cráter que parecía inactivo o la aparición de un nuevo cráter.

Esto puede durar algunos días, semanas e incluso años, hasta que una serie de temblores y ruidos subterráneos preceden a la salida de cenizas y lava, la que escurre entre 5 y 100 km/h, dependiendo del desnivel geográfico, siguiendo habitualmente las quebradas del área y desembocando en cauces de ríos o lagos. La fase eruptiva ha durado desde algunas semanas, hasta cinco o más años.

Los daños en cuanto a vidas humanas, por lo tanto, no han sido tan trágicos como en el caso de los terremotos o tsunamis, ya que la población usualmente alcanza a ponerse a salvo. Dependiendo de la estación en que la erupción ocurra, se pueden producir deshielos acelerados y avalanchas, que son los que han provocado más víctimas que la lava misma.

Los daños materiales, en cambio, suelen ser cuantiosos, tanto en la agricultura como en la ganadería. El ganado puede sufrir una gran mortalidad por no alcanzar a huir de la lava o porque la lluvia de cenizas cubre la tierra, provocando ya sea la asfixia de los animales o su muerte por incapacidad de alimentarse.

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